viernes, 31 de julio de 2009

Papá olvida.

Escucha, hijo: voy a decirte esto mientras duermes, una manito metida bajo la mejilla y los rubios rizos pegados a tu frente humedecida. He entrado solo a tu cuarto. Hace minutos, mientras leía mi diario en la biblioteca, sentí una ola de remordimiento que me ahogaba. Culpable, vine junto a tu cama.
Esto es lo que pensaba, hijo: me enojé contigo, te regañé cuando te vestías para ir a la escuela, porque apenas te mojaste la cara con la toalla. Te regañé porque no te limpiaste los zapatos. Te grité porque dejaste caer algo al suelo.
Durante el desayuno te regañé también. Volcaste las cosas. Tragaste la comida sin cuidado. Pusiste los codos sobre la mesa. Untaste demasiado pan con mantequilla. Y cuando te ibas a jugar y yo salia a tomar el tren, te volviste y me saludaste con la mano y dijiste: "¡Adiós, papito!" y yo fruncí el entrecejo y te respondí: "¡Ten erguidos los hombros!".
Al caer la tarde todo empezó de nuevo. Al acercarme a casa te vi, de rodillas, jugando en la calle. Tenias agujeros en las medias. Te humillé ante tus amiguitos al hacerte marchar a casa delante de mí. Las medias son caras, y si tuvieras que comprarlas tú, serías más cuidadoso. Pensar, hijo, que un padre diga eso.
¿Recuerdas, más tarde, cuando yo leía en la biblioteca y entraste tímidamente, con una mirada de perseguido? Cuando levanté la vista, impaciente por la interrupción, vacilaste en la puerta. "¿Qué quieres ahora?" te dije bruscamente.
Nada respondiste, pero te lanzaste en tempestuosa carrera y me lanzaste los brazos al cuello y me besaste, y tus bracitos me apretaron con un cariño que Dios había hecho florecer en tu corazón y que ni aun el descuido ajeno puede angostar. Y luego te fuiste a dormir, con breves pasitos ruidosos por la escalera.
Bien, hijo: poco después fue cuando se me cayó el diario de las manos y entró en mi un horrible temor. ¿Qué estaba haciendo de mi la costumbre? La costumbre de encontrar defectos, de reprender; esta no era mi recompensa a ti por ser un niño. No era que yo no te amara; era que esperaba demasiado de ti. Y media según la vara de mis años maduros.
Y hay tanto de bueno y de bello y de recto en tu carácter. Ese corazoncito tuyo es grande como el sol que nace en las colinas. Así lo demostraste con tu impulso de correr a besarme esta noche. Nada más que eso me importa esta noche, hijo. He llegado a tu camita en la oscuridad, y me he arrodillado lleno de vergüenza.
Es una pobre explicación; sé que no comprenderías estas cosas si te las dijera cuando estés despierto. Pero mañana seré un verdadero papito. Seré tu compañero, y sufriré cuando sufras, y reiré cuando rias. Me morderé la lengua cuando esté por pronunciar palabras impacintes. No haré más que decirme, como si fuera un ritual: "No es más que un niño, un niño pequeñito".
Temo haberte imaginado hombre. Pero al verte ahora, hijo, acurrucado, fatigado en tu camita, veo que eres un bebé todavía. Ayer estabas en los brazos de tu madre, con la cabeza en su hombro. He pedido demasiado, demasiado.

("Papá Olvida", de W. Livingston Larned. Extraido de "Como disfrutar de la vida y del trabajo" de Dale Carnegie, editorial sudamericana, año 1992)

Personalmente, el parrafo me saco una lágrima por cada ojo la primera vez que lo leí, y decidí compartirlo con quien quiera que lea estos parrafos, y que tiene, tuvo o tendrá hijos. Desde que se fue mi abuelo, mi corazón es más blando, y hoy me encontre una foto de él.

Esta publicación esta dedicada a Hector Amador Pairoa Epple, nacido un 22 de abril 1916, despedido el 29 de abril del 2005, por ser una persona que siempre nos mostró cariño y amor, por haber estado con nosotros siempre que podía.

Te echo mucho de menos, viejito.

miércoles, 29 de julio de 2009

Vida light... con sabor a nada...

En las vueltas de la vida me figuraba yo ayer ayudando a mi madre con la revisión técnica del auto. Una vez que el auto ingreso a la fila para comenzar la inspección, nos fuimos a la sala de espera del recinto.

Más por costumbre que por otra cosa, fui a una de las maquinas dispensadoras de bebidas y elegí mi preferida (la que no mencionaré para hacer publicidad gratuita) del grupo de bebidas gaseosas que había disponible. Al caer, me fijé con tristeza de que era la versión sin calorías de la que yo había escogido... y de que la maquina maldita se cobro hasta de mi vuelto!

Volví algo molesto donde mi madre, pero con la disposición de que lo que había comprado tenia que gustarme... no lo hizo...

Fue entonces cuando le pregunte a ella: "A ti te gusta la (marca de bebida light) en serio?". Mi cara parecía como si hubiera comido algo amargo.

- No,- me dijo- pero todo lo que me gusta, engorda...

Comento al margen que mi madre tiene dificultad para tomarse un vaso de agua, pues tiene gusto a... agua... sin sabor, inodora, pura y, a la temperatura correcta, fresca!
Yo puedo echarme sobre medio litro de agua por la garganta y no me quejo de la falta de gusto (aunque cabe destacar de que en una vida antigua probablemente era un nómada del desierto y en esta nací sediento).

Entonces caí en cuenta de que muchas personas consumen la versión sin calorías de muchos productos con la idea en mente de que así pueden disfrutar de algo "parecido" a lo que probaban antes, sin miedo a que el azúcar que estos tienen se vaya directo a la materia grasa del cuerpo.
Lo que me chocó en ese instante era que este "salvavidas" lo único que hace es convencerte de el producto que ahora compras, no es ni tan bueno, ni tan bonito ni tan barato... pero que no te engorda. Gastas más para mantener el Status-Quo de tu cuerpo en lugar de practicar ejercicios, comer sano o (probablemente lo más dificil) llenarte de fuerza de voluntad (escasa en este mundo) y empezar a decirle NO a lo que te perjudica, SI a lo que es bueno para ti y que la opinión del resto te importe un comino.

La comida rápida te garantiza llenado de estomago y maximización de tiempo, pero al mismo tiempo mejora las posibilidades de que se te obstruya la circulación sanguínea. La comida sana, por oto lado, garantiza uso de tiempo en la dedicación, en el cocinar y en el que alguien te ponga cara de desagrado si es que lo cocinado no es del gusto del acompañante de turno.

El azucar te da energía par hacer cosas... pero si pasas la vida sentado en una silla, se transforma en grasa...

Lo light es una simple excusa para seguir haciendo lo que haces siempre con la idea de que te hace menos daño, pero a mi juicio, lo que hace daño es el no hacer nada al respecto para mejorar la situación actual del cuerpo.
¡Si ya hasta venden agua a precio de gaseosa! ¡AGUA! No basta que te cobren la que llega por las cañerías a la casa, sinó que ahora por embotellarla y ponerle un sello de dudoso gusto artistico, te cobran cerca del 1000% extra!!

Lo que me refiero con el titulo de la publicación es que la gente esta gastando más, por hacer menos... gastar en cosas que te prometen satisfacción, pero que en realidad las tienes casi gratis en la vida...

Creo que el azucar es la recompensa de un trabajo hecho (ojalá bien hecho), pues como muchos se habrán podido dar cuenta, no hay agua más fresca que la que se bebe después de un ejercicio!

Y solo para generalizar a gusto, tengo muy claro que incluso a mi me falta algo de ese azúcar, pero no es por que no tenga el trabajo bien hecho, sino que por que no se cual es el azúcar que necesito.

(Cabe dejar al margen a quienes el consumir azucar en si les hace daño, pero dejo esa palabra a modo de generalizar por las cosas que son buenas para cada uno... buenas de verdad.)

miércoles, 22 de julio de 2009

La novedad de lo antiguo.

Acabo de llegar de salir con unos amigos, y mientras hablábamos de las distintas cosas que nos han pasado a todos en algún momento de nuestras vidas, caí en cuenta de que todo lo que conversamos, o la gran parte del momento en que nos reímos, es basado en las aventuras y desventuras propias de cada uno o de las vivencias que se han tenido con algún ausente.

Desde el individuo con suerte de perro, a quien su pareja lo engañaba y le hacía escándalo cuando él miraba cualquier cosa que no fuera hombre, pasando por quien bebe como cosaco y nos hace reír y avergonzar al mismo tiempo con su florido vocabulario de turno, hasta aquel quién las cosas parecían resultarle mejor mientras más irresponsable actuaba.

Mientras más tiempo pasa entre el hoy y el momento de la historia, el relator parece pulir su habilidad para destacar detalles y darle énfasis a ciertos momentos del relato con altibajos de voz o expresiones faciales y corporales, incluso haciendo participar a los oyentes. El público, que escasamente cuenta con nuevas caras, recuerda la versión anterior del relato (quienes no estuvieron en el suceso) o la vivencia misma del momento en que ocurrió el suceso y tiende a reír con expectación.

Somos varios los que nos ha tocado vivir situaciones extrañas, tragicómicas o ambiguas, pero lo simpático del tema es que todos participan del recuerdo. Algunos incluso nunca estuvieron, pero a medida que pasan los años se han integrado como un participante más en el suceso, como un recuerdo condicionado de algo que se dijo que se hizo, y se dijo tantas veces que el cerebro lo entiende como una situación en la que se participó.

Las conversas de actualidad traen a relación a alguien a quien le paso algo parecido, se recuerda la situación de esa persona y se incluye al total de los participantes de ese momento. Así nos reímos y disfrutamos nuevamente con lo que pasó y olvidamos lo que esta pasando hasta que alguien, brevemente, nos recuerda el tema inicial. Probablemente no es tan hilarante o agradable como lo que todos recordábamos minutos antes respecto del pasado, pero la risa ya quedo reflejada en las caras y en los corazones de quienes alguna vez participaron de la anécdota o escucharon la historia en algún evento anterior.

Lo que si es cierto, y que comprobé hoy, es que una buena historia nunca se hace vieja, refresca tu buen humor y no importa quien la cuente o de si esa persona en realidad estuvo ahí. Y cabe destacar que no hay nada mejor al contar una historia que cuando alguien del público quiere participar dándole fidelidad al relato al participar detallando lo que él o ella vio en el momento dado.

También he aprendido que las historias te permiten romper el hielo con personas que no conoces, recordar vínculos con quienes no están y unir los sentimientos de amistad con quienes compartiste los hechos de la historia.

A medida que van pasando los años, no solo se recuerdan las mejores anécdotas, sino que también se van creando nuevas situaciones, que son las historias pasadas de encuentros futuros.
Es parte de ser recordado. La participación en la historia es de lo que las personas recuerdan de una persona, y no hay nada mejor que ser participante de una buena anécdota que es contada por otros.

¿Y que pasa con aquellas que no son o buenas o cómicas o simpáticas?
Bueno, jajaja, eso es parte de otra historia...

sábado, 4 de julio de 2009

La ironía de la ironía...

Pensaba en todas las cosas que pasan antes, durante, después o a lo largo del tiempo en que tu decides, piensas o haces algo, y que tienden a decirte lo mal que vas o a destacarte lo raro del asunto en si.

Ejemplo, el gran creador de algo, el icono popular, o simplemente el que interpreta un rol, tiende a hacerse conocido o mejor interpretado luego de que o se muere, o hizo algo completamente distinto de todo lo que ha hecho en su vida.
Personalmente no había visto rotativos musicales de Michael Jackson tan largos mientras él estaba vivo, momento en que, irónicamente, todos criticaban el como vivía... (es más, me toco ver una encuesta en la que me preguntaban que cual era mi paso de Michael que más me gustaba)
Los creyentes por fin tuvieron una "audiencia" con el papa de la iglesia católica, Juan Pablo II, fue una vez que el caballero se fue de visita permanente con su jefe y esta vez no podía escuchar lo que los fieles decían... antes, con suerte y lo veían mientras comentaba su opinión o hacía misa desde el balcón de la habitación papal.
Uno de los Mejores músicos del mundo, Ludwig Van Beethoven, quien era sordo y no podía escuchar lo que componía.
Si hasta la relatividad es relativa!!
Mi caso personal, por ejemplo cuando te atrae alguien, vive muy lejos; si no vive lejos, esta con otra persona; si no vive lejos ni esta con otro, tiene serios problemas psicológicos; si vive cerca, soltera y suficientemente cuerda, no tiene tiempo... Y si todo parece ir bien, probablemente le interesa lo que tienes por sobre lo que eres...

En una noche que salimos con unos amigos fuimos a bailar y me pude fijar incluso en la irónia del entorno.
Gente que se dedicaba a verse bien vestida, con un algo de adornos extra (diese peinado "a la moda", ropa limpia y/o físico impecable, siendo ninguno de estos atributos excluyente del otro y perfectamente complementarios) figuraba parada en su respectiva esquina, con un vaso de algún trago en la mano, mirando a todos y nadie lo/la miraba de vuelta por que parece bicho raro. El caso opuesto es de aquellos que salen a bailar con el pijama puesto y el olor a perro mojado parecen enganchar más con la gente del entorno.

Me recordaba la canción de Alanis Morissette, Ironic, en la que comenta situaciones del día a día, como un viaje de regalo cuando ya pagaste, un millar de cucharas cuando buscas un tenedor y la situación clásica de las mañanas, que cuando ya vas tarde hay más vehículos en el trafico.

Un amigo me citaba el otro día: "Las personas son ascendidas en sus trabajos hasta el puesto en el que sean completamente inútiles", lo cual deriva a un clásico de la zona: "el que sabe, sabe; El que no, es jefe".

Lo perfecto es enemigo de lo bueno, pero todo el mundo te dice que lo bueno no es suficiente... y si eres muy bueno, las personas sospechan de que hiciste trampa!

Pensar que vivimos en un mundo en el cual, mientras más errores tengamos, más felices viviremos. El hombre disfruta de la vida buscando soluciones a problemas que él mismo se plantea. Si no hay nada que resolver, el hombre se aburre y se deprime ...

Lo que me hace pensar en lo "bueno" para la psiquis que debe ser el Paraíso, lugar en el cual todo es perfecto, nada tiene fallos y la gente esta feliz haciendo nada!!!
(si, era una ironía)