lunes, 11 de marzo de 2013

Fronteras

Estoy en un espacio que podríamos llamar país.
Aquí las personas no son libres de llegar y entrar. 
A algunos se les permite la entrada, por que parecen poder ser un aporte.
A muchos se les niega.

Quienes entran suelen disfrutar del paisaje, de la historia, la fauna que habita ahí.
Se aprende de las guerras que ha habido, y el país ha adquirido nuevas legislaciones, nuevos territorios y muchas promesas.
Pero también ha perdido. Y a este país no le gusta perder.

Las fronteras están ahora más estrictas, y la política de exilio es mayor que antes. 
Pero al mismo tiempo se le permite a quienes nunca han estado en el país de visitarlo.
Y si las leyes les gustan, pueden quedarse y proponer reglas y leyes nuevas.
Pero no puedes obligar al país a aceptar tus leyes.

En este país no hay héroes, no hay mártires.
Tampoco se aceptan mártires exteriores.
No se acepta gente que venga a dañar el ambiente o el espíritu.
No habrá gente que corrompa al país, pues son expulsados.

No es un mal lugar, el problema esta más allá de las fronteras, donde hay gente que quiere invadir.
Algunos lo hacen involuntariamente, otros, adrede.
Las armas de defensa son muy eficaces, pero para destruir.
Si hay invasores violentos, hay armas que crean nuevas barreras geográficas: que modifican el acceso a ambos países.

Si quieres visitar este país, puedes visitarlo.
Pero eso no siempre significa que te puedas quedar.
A algunos se les otorga una visita de cortesía.
A otros se les permite acceso fronterizo libre.

Solo a muy pocos se les ha permitido la residencia, y algunos la han perdido.
Ya fuera por que finalmente no les gustó la geografía o la historia.
O simplemente por que el país no era el que querían visitar.
Este país no es solo lo que es visible, pero muy pocos saben lo que hay muy en el centro.

Yo protejo este país.
Yo abro o cierro las fronteras.
Yo celebro las festividades y los eventos.
Yo termino las guerras.

Es mi país, y no recuerdo si he tenido otro alguna vez.

He aquí un dibujo que representa a las fronteras de este país.

Como dice el código romano: mis libertades terminan donde empiezan las tuyas.