lunes, 30 de julio de 2012

Hoy es uno de esos días...

... que me levanto y veo afuera y no siento nada.
No hay voces en mi cabeza, ni pensamientos ni ideas. Solo un vacío de recuerdos y remordimientos.

Hoy es de esos días en que la armadura se agrieta y el herrero no ha llegado aún a soldarla. Los aromas en la ropa me llevan a personas que ya no están a mi lado, y me duelen; las actividades actuales me muestran que me es difícil tener actividades futuras por el simple hecho de no tener recursos para poder satisfacerlas. Pienso mucho, hablo poco y hago nada.

Hoy es de esos días en que pasarlo durmiendo no es mala idea.
Hoy es de esos días que me gustaría que el mundo se detuviera solo para que no me deje aún más atrás.
Hoy es de esos días melancólicos, en los que voy a decirle que no a todo, en los que voy a evadirme de la realidad como nunca. Por que los planes a futuro me parecen irreales y mentirosos. Por que apenas avanzo un poco en algo, aparecen decisiones respecto de un futuro cierto y poco prometedor contra uno incierto y aventurado, con promesas de riqueza. Y es de esos días en que mis decisiones son malas.

Hoy es uno de esos días en los que imagino, y el arte se apodera de mis actos. Una linea, un escrito, un sueño.

Hoy es uno de esos días que no logro convencerme que no estoy maldito y necesito descansar de la eterna batalla que tengo contra no caer y no rendirme.

Es uno de los días que quiero descansar de mí, mandar el mundo al infierno con todas las personas que habitan en él.

Hoy echo de menos. Hoy estoy frustrado. Hoy estoy triste. Hoy quiero estar solo, pero quiero que se acuerden de mi. Hoy necesito un abrazo silencioso, sin preguntas.

Hoy estoy vulnerable, y por lo mismo, soy inalcanzable.
Hoy no pelearé.

Hoy es uno de esos días...

domingo, 8 de julio de 2012

Sensaciones no sentidas

El suelo tibio en el baño cuando entro en la mañana, las gotas de agua que chocan contra mi cuerpo y las veo pulverizarse en el aire, siendo miles, incontables y muy pequeñas.
El secador de pelo, acariciando mi piel con el aire caliente, la toalla tibia que me abraza.
La ropa limpia. el aroma del detergente y la estreches que tiene de no haber sido usada.
Zapatos cómodos.
El aroma a tostado del pan, el rico sabor del desayuno de huevos y jamón sobre la tostada que aún humea.
El deslizarse del alimento hacia mi estomago y el como apacigua mi hambre.
El aroma de un buen café luego de la ducha, con sus tonos amargos y dulces, suavizados por la leche.
El primer saludo de la mañana, un abrazo, un beso, un cariño.
El aire fresco que despierta tus pulmones, adormecidos aún, y que revitalizan la sangre.
Una sonrisa se dibuja en mi cara. El día es algo usual hasta ahora, pero para quienes sabemos mirar es un sinfín de sensaciones, colores, olores y sonidos. Cada día es nuevo, cada día tiene algo nuevo. Solo hay que saber mirar.