martes, 13 de julio de 2010

Gruñón...


Eso es lo que suelo ser...
Un sujeto que tiende a emitir algún gesto o ruido de molestia, constantemente, respecto de aquello que no me parece bien.

Muchas veces es justificado, pero también muchas veces me puedo evitar el dar a entender mi postura opuesta a la situación o mi desagrado respecto del tema... ¿Por que no lo hago? Simple, por que me aburrí de alimentar errores, malas conductas, malos ejemplo o simplemente el perder la oportunidad de que alguien me corrija a mi por estar yo en algún error.

Nunca he sido partidario del corazón de abuela para las cosas. Siempre he creído que las cosas deben de tratarse con el respeto que deben y con la seriedad que merecen. Las payasadas con humor, los deberes con seriedad.

Ahora bien, creo que mucho de mi ser quisquilloso viene de familia. Mi padre tiene preferencia por las amistades que por su familia (Organiza viajes y paseos con ellos, y agenda eventos. A nosotros nos lleva donde siempre, y casi nunca); mis hermanos son sociales, pero uno peca de creerse el dueño de la razón absoluta (a diferencia mía, yo doy margen a que puedo estar equivocado), cuando en realidad "no salva a nadie"; y el otro es un tiro al aire, incapaz de negarle algo a un extraño, incluso si no es de su propiedad (que en la mayoría de los casos suele ser de mio); y mi madre, quien insiste en que la vida debe vivirse a su manera, sin espacio al error, y de que todo lo demás esta mal hecho.

Yo los quiero mucho, pero me son básicamente insoportables... a medida que pasan los años he dejado de participar con ellos en eventos. No salgo de vacaciones con ellos y rara vez participo mucho en sus eventos. Los mismos cumpleaños se han vuelto un "pasar a saludar" por que no me siento cómodo en ese ambiente, y antes que hacer pasar un mal rato a la gente por mi lengua bífida, prefiero sonreír, callar y partir.

Ahora bien, el titulo de gruñón me lo gané no solo por lo que decía, sino por la expresión que pongo en mi cara por lo que pienso.
Así de mal acostumbrado estoy, pero trato de que las cosas no me afecten.

Como dice la frase: "Señor, dame la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar, la fuerza para cambiar las que si puedo, y la sabiduría para poder diferenciarlas".

(La imagen del león es propiedad de Gettyimages, y sus derechos son reservados a quien corresponda. Yo solo he utilizado una versión disponible en miniatura, sin fines de lucro).