jueves, 29 de diciembre de 2011

Y hablando del Rey Arturo de la Leyenda...

Mesas!
Si, pero el tema al respecto es donde se sienta la gente que participa en esa mesa.
El tema de la cabecera tiene por historia el de que se sienta en dicha posición la persona más importante (reyes, papas o cabezas de lo que sea de distintos tipos de afiliaciones).

Que creo yo?

Que la cabecera apesta! Y no por quién se siente en ese lugar, sino que simplemente por que no alcanzas aquello que buscas por que esta en otro extremo. Además, incordia el estar todo el tiempo pidiendole a otro que te pase, acerque o sirva aquello que nos interesa y está cerca de la otra persona.
O eso, o te tienes que levantar a buscarlo!

Las mesas redondas son mis favoritas, todo te queda al alcance de la mano!
Incluso hay unas bandejas giratorias en las que se ubican los elementos de la comida y ya no tienes que evitar el ensuciarte cuando tu ropa pasa muy cerca de los aliños u otro elemento que este en la bandeja.

Las mesas cuadradas... depende del tamaño. Las patas en las esquinas limitan movimiento y sumar más gente a ellas es complicado por que las mismas patas estorban.
Pensar que mucho de las caracteristicas de la persona se reflejan en que parte de una mesa se sientan?

Sé que el tema es ridiculo, pero no me lo he podido sacar de la cabeza.
Mi padre que se da aires de grandeza ubicado en el sectro más incómodo de la mesa... es un personaje!

martes, 13 de diciembre de 2011

Decisiones irónicas.

No importa lo que crea,
no importa lo que sepa,
no importa lo que diga,
no importa lo que piense,
no importa lo que haga,
no importa lo que elija... la decisión parece haber sido tomada sin mí.
Y no solo eso, sino que aquello que escojo no resulta, no se realiza, no me conviene, no me arregla la vida, no sirve, no se difeencia del no hacer nada, no me influye o no lo necesito.

Ahora bien, si es el destino el que detener mi vida, o hacer que deje de elegir, está muy equivocado. Voy a seguir tomando las elecciones aunque no me sirvan, por que al menos tengo el resultado de que me he equivocado. Y la proxima vez mi elección resultará en algo que yo quiero. Y si no es la proxima, es la siguiente, o la que venga a continuación.

Por que en la vida siempre hay que elegir, por que las cosas pasan y muchas veces no pueden pasar ambas por el simple hecho de que hay uno solo de cada uno de nosotros para realizar dicha situación en el momento dado. Muchas veces duele la decisión tomada y frustra que el resultado sea positivo solo para lo que no escogimos.

Pese a a experiencia, ojalá que el error constante me dirija alguna vez al éxito.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Carpe Diem.

Este fin de semana recien pasado fue interesante.

Hacía ya bastante que no practicaba el Trekking y lo redescubrí como una actividad liberadora. No es solo el ejercicio que implica el subir un cerro, sino que además es el explorar cosas hermosas que esconde nuestro mundo en rincones en los que pocas personas pueden o quieren ir. El estar alli me alejó de los electrónicos, de las bocinas y el mundanal ruido de la ciudad. Me permitió recordar la fuerza que tengo, fisica y de voluntad, al completar lo que era para mi un desafío. Es el decirme "yo puedo" y demostrarme que es verdad.

Es cierto que al final de la travesía una de mis rodillas me dolía bastante, pero como dicen: "el dolor es momentaneo, la gloria es eterna". Felizmente, lo que antes fuera un dolor que me inmovilizaba por el día siguiente, hoy por hoy se transformo en una simple molestia al otro día, lo que no me impidió practicar un poco de fútbol (lógicamente en inferiores condiciones por la fatiga muscular y un amenazante dolor en la nombrada rodilla, lo que no paso a mayores).

En el cerro desaparecieron mis problemas, olvide mis necesidades y solo pensaba en mi meta. Tambien me di cuenta que, muy enfocado en lo que es reservar aliento, el conversar se vuelve algo menos constante, y por lo mismo más precioso. La risa se hacía constante y la alegría inundaba el ambiente. Se escuchaban aquellos insectos que no se escuchan desde mi ventana, los ecos en las piedras, las carreras de las lagartijas y el ronrronear de las aguas en los rápidos. La cascada que encontramos al final fue literalmente liberadora. El agua que era soplada por el viento y nos refrescaba hasta enfriarnos, el sonido tranquilizante que provocaba al chocar contra las rocas y su majestuosa apariencia, con musgos y plantas, que nos encantaba por su perfección y su simpleza.

Son estas las experiencias que me gusta vivir, las que me traen renovado a un mundo egoista y que me llenan de ánimo y tolerancia.

Cada vez que subo a un cerro se alarga mi vida.

Ojalá todos puedan encontrar alguna actividad que les sea tan gratificante como me he dado cuenta que esta es para mi.



Esta fue nuestra meta.