martes, 15 de septiembre de 2009

"Ver bien o verse bien, esa es la cuestión."

Me planteo el que de momento es para mi un dilema Shakespeareano.

Luego de prácticamente 30 años de vida, por primera vez me veo ante una cierta necesidad de uso de lentes ópticos.
¿Por que?
Simple... Mi vista no es HD-TV, sinó que ha ido decayendo en calidad a nivel del tipo TV nacional.
No es que no vea, pero a cierta distancia, cosas muy chicas se me ven difusas.

Hoy figuro con un par de lentes en una repisa del computador. Debo admitir que al usarlos, la misma águila emblema de la super alta definición americana y su sistema de TV se hacen presente, y veo hasta el pixel en el pixel... pero al levantarme la primera vez, me encontré con un espejo (y pese a que el marco es de lo más delgado e invisible que me aguantó el presupuesto) y me dolió lo que vi.

Una cara que siempre estuvo limpia de cosas raras (exceptuando el clásico caso de frenillos y acné de la adolescencia), ahora figuraba ostentando un objeto extraño, al cual no podía sacarle de encimalos ojos (pues, paradojálmente, con los mismos lentes veía mejor lo que menos quería ver).
Para que hablar del momento en que me quite los lentes en un reflejo de desagrado. Mi visión fue instantáneamente de baja definición nuevamente, y un bichito de tristeza me picó.

En estos últimos días me he hecho una suerte de listado de momentos y situaciones en las que tengo que usar los lentes, y he concluido que de verdad no son más necesarios que para cuando es de noche y estoy metido frente al computador. o buscando alguna calle por la cual nunca he estado (también de noche).
La necesidad puntual de estos aparatos es a la hora de renovar mi licencia de conducir, simplemente para poder indicarle al sujeto que mide tu vista el numero de difusión que tiene que corregir en la máquina.

Probablemente en un par de años más me acostumbre a usar los lentes (o aparecerán marcos aún más invisibles, o usare contactos... o me opere), pero de momento rompen la imagen que es ser yo y no se verán por ojos ajenos en mi cara muy seguido... me basta sentirme mal sabiendo que solo yo puedo vérmelos, pero eso es un drama existencial que probablemente lo cure el tiempo y/o la ciencia.

Pensar... que a una gran cantidad de personas les ocurre lo mismo, y que por personalidad o necesidad, el uso constante de este tipo de aparatos (o peores) varia dramáticamente respecto del mio...