domingo, 19 de diciembre de 2010

Entre momentos.

El titulo de la entrada fue para transformar 2 publicaciones que no hice, en una sola.
La primera había sido "Ventana al sur", en la que comentaba un viaje que hice recientemente al sur a ver a mi pareja, y la segunda era "Luces en el cemento", lo que era mi volver.

Me es interesante el notar como siempre cuesta salir de un lugar, independiente del destino, pero que el llegar siempre trae cosas buenas. Abandonas un ritmo de vida para, en mi caso, moldearte a otro que es bastante diferente, y luego vuelves a lo que habías dejado. Tus actitudes cambian, tus actividades cambian y tus pensamientos cambian.

Mi viaje de ida fue a un mundo que no es mi hábitat. Un lugar que no me siento el rey de la manada y que debo conquistar de a poco. Un entorno que desconozco, pero que me es interesante, con posibilidades de aventuras y nuevos quehaceres. Una mirada a una vida que no es mi usual, que me obliga a ser diferente, que modifica mi forma de ser y de pensar.

Mi viaje de vuelta fue difícil de comenzar. Se había creado un lazo con este mundo que estaba dejando. Abandonaba mis situaciones nuevas para volver a mis situaciones antiguas.
En mi mundo, ya se sabe quien soy, lo que hago y lo que pienso, y no tengo que demostrárselo a nadie. Los problemas que habían sido abandonados fueron recuperados, básicamente sin cambios. Aquello que durante mi viaje había sido echado de menos me traía alegría, paz y tranquilidad al reencontrarlo, pero de la misma forma echo de menos aquello que había abandonado por volver.

Mientras más se agranda el mundo por el que se circula, mayor es la cantidad de aquellas cosas que no te acompañan, pues no todas pueden estar siempre contigo. El conocer más te hace asombrarte de lo nuevo y entristecerte de no tenerlo cerca una vez que queda en la historia.

A raíz de esto se cae en cuenta que el hombre es un ser de costumbres. Le gusta sentirse en su ambiente y la gran mayoría no busca aventurarse en cosas nuevas. No le gusta la incertidumbre de tener que enfrentarse a un mundo nuevo, lo corroe la duda de si podrá ser capaz de domar su mundo como alguna vez lo hizo con el cual que habita y no busca la posibilidad de que, quizás, este nuevo mundo le sea mas amigable y más fácil de vivir en él.

Pese al terror que me da de ver mundos nuevos, mi curiosidad y aceptación a cambios se ha vuelto más grande. La monotonía suele matarme lentamente, pero la novedad a veces me asusta. mi camino al futuro no esta pavimentado tal cual lo hubiera soñado. Todo es incierto, excepto el hecho irrefutable de que el único que va a recorrer ese futuro es uno mismo, y que por lo general el viaje vale la pena. La meta la has imaginado, pero el recorrido es lo interesante, pues no es lo que planeas.

No hay comentarios: